El arzobispado de El Salvador invitó al clero de la Arquidiócesis de San Salvador a rezar por el Papa emérito Benedicto XVI. Además, insta “encarecidamente” a que todas las iglesias del país celebren una misa por el estado de salud del ex líder de la Iglesia Católica.
“Monseñor Escobar Alas nos invita encarecidamente que en todas las Parroquias celebramos la Santa Misa por el estado de salud de Benedicto XVI, pidiendo al Señor Jesús, al Buen Pastor, a la Santísima Virgen María, y a San José que lo asistan en este momento” reza parte del comunicado.
“Nos insta a que invitemos a las Comunidades Parroquiales y a los Movimientos Apostólicos a elevar plegarias por el Papa Emérito” finaliza el escrito.
Salud de Benedicto XVI
En la carta firmada por Monseñor Rafael Urrutia, canciller del Arzobispado de San Salvador, se retoman las palabras del Papa Francisco en su audiencia general del día de ayer. Francisco anunció que Joseph Ratzinger está “muy enfermo” y que “en silencio está sosteniendo la iglesia”, y animó a los feligreses a extender una “operación especial” por él.
El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, adelantó este jueves que sus condiciones de salud son “graves”, pero que está estable. “Está totalmente lúcido y en alerta. El papa Francisco renueva la invitación a rezar por él y a acompañarlo en estas horas difíciles” agregó.
Según fuentes cercanas al Vaticano, Ratzinger comenzó a sufrir problemas respiratorios en los últimos días, por lo que ha tenido que recibir ayuda respiratoria. Aguarda ahora en su residencia en el Vaticano, donde está siendo tratado por los especialistas.
Renuncia del Papa emérito Benedicto XVI
El Papa Benedicto XVI ejerció en su cargo como Sumo Pontífice durante ocho años, desde el 19 de abril de 2005 hasta el 11 de febrero de 2013. Se convirtió en el primero en renunciar al Papado en 600 años, cuando Gregorio XII renunció en 1415, para poner fin al Cisma de Occidente. Este fue un período de la historia en la que varios Papas se disputaron la autoridad pontificia.
Benedicto XVI alegó que por su “avanzada edad y falta de fuerzas” no podía seguir ejerciendo su cargo.
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