Las habitantes de Portugal se mantienen con expectativas ante los ensayos que se tienen previstos en razón a los días de trabajo y descanso durante la semana en ese país. La propuesta es que los ciudadanos laboren cuatro días, y tres sean de descanso.
Este proyecto se anunció hace un mes por parte de empresas privadas, y ahora se han sumado al plan las administraciones públicas. Sin embargo, las principales organizaciones empresariales consideran que es inoportuno con la crisis que se vive a nivel mundial.
El proyecto piloto comenzará en junio de 2023, y durará seis meses. De acuerdo con las declaraciones de las autoridades locales, con los cambios no habrá recorte salarial, se reducirán las horas de trabajo y la participación de las empresas será voluntaria. El Gobierno no ofrece ninguna compensación económica ni subvención, no se estipulará un número exacto de horas semanales, que pueden ser 32, 34 o 36 horas, definidas por acuerdo entre la dirección y los trabajadores.
Con los cambios, el sector privado ha manifestado su descontento, y dice sentirse un poco incómodo e inseguro sobre la propuesta. La Confederación de Comercio y Servicios y la de Turismo ha declarado que no es el momento de discutir la semana laboral de cuatro días, argumentando que hay otras prioridades, como la crisis energética. Además, creen que pueden existir empresas “con un perfil” adecuado para ese modelo, como es el caso de empresas en el área de tecnologías, cultura, creatividad, publicidad, pero que habrá dificultades en las empresas con Atención al Cliente.
“Después de los efectos del coronavirus en las empresas y las familias, después de los brutales efectos de la guerra en las materias primas, cadenas de abastecimiento y costes de energía, diría que el país tiene otros problemas que deberían preocupar al Gobierno”, afirmó António Saraiva, presidente de la Confederación Empresarial de Portugal.
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